lunes, 29 de abril de 2013

¡¡EUROPA NACION!!

domingo, 28 de abril de 2013

EPISODIOS EPICOS I




l 18 de Julio de 1936, Las Unidades Militares existentes en Toledo, enteradas del Alzamiento Nacional, iniciado el día anterior 17 de Julio, e identificadas con los ideales del mismo, decidieron sumarse al Alzamiento.

El Mando de éstas fuerzas militares correspondió al Coronel D. José Moscardó Ituarte que ya era Comandante Militar de Toledo y el de mayor graduación de las mismas.

Las escasas Unidades Militares lo componían:

·         Las Academias de Infantería, Caballería e Intendencia, ubicadas en el Alcázar y Dependencias anexas, que en estas fechas, por ser época estival, no albergaban Cadetes y parte de su personal se encontraba de permiso. Los Cadetes que permanecieron en el Asedio fueron 9. Se localizaron por teléfono a  siete de las Academias, otro estaba en Toledo y un Cadete de la Academia de Artillería de Segovia, de vacaciones en Toledo.
En total, las Academias formaron un contingente de 259 hombres: 2 Tenientes Coroneles, 6 Comandantes, 9 Capitanes, 10 Tenientes, 5 Alféreces, 3 Médicos Militares, 8 Cadetes, 48 Músicos, Cornetas y Tambores, 146 Suboficiales y Soldados, 3 Oficinas Militares, Guarnicionero, Armeros, Herradores, Picador Militar, Practicante y 12 Paisanos empleados en las Academias.

·         La Escuela Central de Gimnasia, por el mismo motivo de las Academias de época estival, carecía de Alumnos. Su Director era el Coronel Moscardó. Su personal lo componía; 1 Coronel,   1 Comandante, 4 Capitanes, 1 Capitán Médico, 4 Tenientes, 1 Alférez, 1 Practicante, 34 Suboficiales y Soldados. Total 47 hombres.

·         La Caja de Recluta nº 3 de Toledo, entre Oficiales y Soldados sumaron 10 hombres.

·         La Fábrica de Armas, situada en la Vega, con un Coronel Director que no se sumó al Alzamiento, ni los 50 Soldados al mando de un Teniente, ni los obreros militarizados, que pertenecían en general a sindicatos o partidos izquierdistas. Si lo hicieron 2 Tenientes de Artillería. En la Fábrica de Armas, 1 Comandante y 17Tenientes de Artillería, inscritos en la Comandancia Militar, realizaban un Curso de Precisión.

·         Los Retirados del Ejército, que vivían en Toledo, lo componían 18 hombres.

·         En la Comandancia Militar estaban inscritos el personal transeúnte o de vacaciones en Toledo y los que realizaban el curso de Precisión en la Fábrica de Armas. En Total 52 hombres.

·         La Guardia Civil fue la Unidad que aportó más personal al Asedio.
o       Toledo era la cabecera del 2º Tercio de la Guardia Civil, formado por las Comandancias de Toledo y Cuenca. El mando de la Comandancia de Toledo lo ejercía el Teniente Coronel D. Pedro Romero Basart. Esta Comandancia la formaban 4 Compañías: la 1ª y 4ª con cabecera en Toledo,  la 2ª  en Ocaña y la 3ª en Talavera de la Reina.

o       La  previsión del Teniente Coronel Romero Basart hizo posible que casi toda la Guardia Civil de Toledo Capital y Provincia  participase de forma muy importante en la defensa del Alcázar.
  
o       Un mes antes del Alzamiento, se entregó a cada Puesto, Línea y Compañía, un sobre lacrado, con instrucciones de concentración en Toledo muy detalladas, fechadas el 30 de Marzo de 1936, que no podían abrir hasta recibir la consigna �����Siempre fiel a su deber”.
 Al recibir la consigna el 18 de Julio, se inició la concentración en Toledo. Los Guardias llevaban su armamento reglamentario, objetos personales y familia.

El único grupo que no pudo llegar a Toledo, fue uno de los de Tembleque, con 29 Guardias al mando de un Teniente. Cerca de Toledo, por falta de transporte y haber iniciado el ataque la Columna de Madrid, hizo imposible su llegada.


El total de Guardias Civiles en el Asedio fue de 693 hombres.

  
·         También se sumaron a estas Unidades Militares, personal de la Guardia de Asalto, Seguridad y Vigilancia, con un total de 25 hombres.

·         Personal perteneciente a Organizaciones Políticas o Independientes, sin instrucción militar y fueron militarizados, con un total de 110 hombres.

El Resumen numérico de los Defensores y Refugiados que permanecieron en el Alcázar durante el Asedio es el siguiente:

Comandancia Militar               52
Retirados                              18
Escuela Central de Gimnasia    47
Academias                           259
Caja Recluta nº 3                   10
Asalto, Seguridad y Vigilancia   25
Paisanos militarizados            110             
Paisanos no militarizados         22
(Chóferes de camiones requisados para transportar a la Guardia Civil)
Hermanas de la Caridad            5
Guardia Civil                         693

Refugiados (Familiares)                     545
·         Mayor de Edad-Mujeres....         186
·         Mayor de edad-hombres....           8
·         Jóvenes-mujeres ................       71
·         Jvenes-hombres ...............         44

·         (Hasta 17 años)
·         Niñas .................................     112
·         Niños .................................     103
·         Jóvenes-sirvientas ............          21

Total General.......................................     1.786

El día 18 de Julio a las 11 de la noche, grupos izquierdistas disparan a los guardias en Zocodover, resultando tres de estos, heridos. Se produce un tiroteo y resultan muertos cinco izquierdistas.

El día 19 de Julio se inicia la ocupación militar de Toledo por la Guardia Civil, reforzándose los destacamentos en lugares estratégicos como Bancos, Radio, Telégrafos, Correos, Catedral, Ayuntamiento, Zocodover, Alcázar, Puentes, Puertas, CAMPSA. etc.

En la Fábrica de Armas existían almacenados cerca de un millón de cartuchos de fusil y ametralladora, sin peines.

Distintas Autoridades gubernamentales comunican con el Coronel Moscardó y Teniente Coronel Romero Basart para que desistan de su actitud y entreguen las armas requisadas por la Guardia Civil y el traslado de los cartuchos de la Fábrica de Armas, y si en un plazo prudencial de tiempo no se cumplían estas ordenes se enviarían a  Toledo tropas y aviación para “bombardear la Plaza”.
  El día 21 de Julio a las 7 de la mañana se declara el Estado de Guerra.

Se refuerzan los destacamentos establecidos los días anteriores, principalmente el Hospital de Tavera con el personal de la Escuela Central de Gimnasia y Guardia Civil, para cerrar la entrada en Toledo desde Madrid, Fábrica de Armas, Ayuntamiento etc. Y se organiza el traslado de la munición de la Fábrica de Armas al Alcázar.
  
El General Riquelme requiere por teléfono al Coronel Moscardó cual es su postura. Al cerciorarse que están sublevados, le ordena de nuevo la entrega de las armas y munición. No se cumple ninguna orden.
Por la tarde, un avión arroja doce bombas. Más tarde se repite el bombardeo por otros 3 aviones.
A media mañana se observa la proximidad de la Columna motorizada de Madrid, compuesta por más de 2.000 hombres. Principalmente tropas regulares (Regimiento nº 2), Guardias de Asalto y milicianos, una batería de artillería y tres blindados.

Se inicia el combate contra el Hospital de Tavera que dura todo el día. Al día siguiente, la Columna de Madrid recibió nuevos refuerzos y continuaron los combates, apoyados por la aviación que, bombardeó a las 5 y a las 10 de la mañana y a las 4 de la tarde.

La resistencia del Hospital de Tavera durante 2 días frente a la Columna de Madrid, fue muy importante. Permitió terminar la concentración de la Guardia Civil, el traslado de la munición de la Fábrica de Armas al Alcázar, 700.000 cartuchos y organizar la Defensa. A las 4 de la tarde, el Comandante Villalba ordenó la retirada al Alcázar.

El d��a 22 de Julio, la artillería enemiga rompe el fuego contra el Alcázar desde Pinedo, y El Alcázar queda sin corriente eléctrica.

Se retiran  al Alcázar los retenes diseminados por Toledo.

Por falta de información, dada la situación general o las dificultades encontradas por los mismos para su llegada al Alcázar, no pudieron entrar en el Alcázar y por ello, no participaron en el Asedio, por hallarse de Servicios en la Capital, Banco de España, Fábrica de Armas, CAMPSA, Catedral y en el repliegue del Hospital de Tavera: 53 Guardias Civiles (1 G.C. muerto en el repliegue) y del Ejercito: 1 Capitán Médico (muerto en el repliegue), 1 Practicante (muerto en el repliegue)3Suboficiales, 3 del CASE y 9 Soldados.

El 21 de Julio se considera el inicio del Asedio, que finalizó el 28 de Septiembre (70 días).
 El 23 de Julio a las 10 de la mañana, el Jefe de las Milicias llama por teléfono al Coronel Moscardó y se produce la conocida conversación, comunicándole que tiene como rehén a su hijo Luis y que si en el plazo de 10 minutos no se rinde el Alcázar, fusilaría a su hijo.

Hablan padre e hijo. El padre le dice que no se rinde y que muera gritando Viva España y Viva Cristo Rey. Al Jefe de las Milicias le dice que le sobran los 10 minutos y no rinde el Alcázar. Luis es fusilado el día 23 de Agosto junto con otros 63 presos procedentes de la cárcel.
El 24 de Julio, al desconocer el tiempo que podría durar el Asedio, casi sin alimentos y estar alojadas en el Alcázar 1.800 personas, se decide la salida del Alcázar de 2 Compañías de la Guardia Civil para procurarse víveres. La 1ª Compañía intentaba llegar al Ayuntamiento, salió por la Puerta de Carros (fachada oeste) y por la calle Horno de los Bizcochos y el Casino, llegó a la calle Ancha. La 2ª Compañía hizo la salida por la Puerta de Hierro y el Arco de la Sangre, entró en Zocodover. Regresaron inmediatamente sin cumplir su objetivo, al encontrar mucha resistencia por la superioridad del enemigo. La  2ª Compañía tuvo 4 muertos.

Por falta de fluido eléctrico para poder utilizar la radio de la Guardia Civil y comunicarse con otros sublevados e informarles de su situación, ya que, la prensa y radio de Madrid habían informado de la rendición del Alcázar, se decidió que el Capitán Alba saliese del Alcázar el día 25 de Julio, disfrazado de miliciano y conectase con las fuerzas del General Mola en la Sierra de Guadarrama. Fue reconocido, detenido y fusilado el 27 de Julio.
 Ocupado Toledo por las fuerzas gubernamentales, en los primeros días del Asedio no se creó un cerco propiamente dicho. Se colocaron parapetos en los edificios, calles, alambradas, sacos terreros etc., alrededor del Alcázar y posiciones de diversas armas que disparaban al Alcázar. Al comprobar que el Alcázar no se rinde en los primeros días, se establece un cerco en toda regla.

 En el Castillo de San Servando y alrededores, se colocaron ametralladoras, morteros y tiradores, dominando la fachada Este del Alcázar, la posterior del Gobierno Militar, Cocina, Sección de Tropa, explanada, Picadero y rampas hacia el Tajo.

Se colocaron reflectores en San Servando y Alijares, que iluminaban el Alcázar por la noche.

Desde la Ermita de la Virgen del Valle, con morteros y ametralladoras batían la Sección de Tropa, Almacenes, Cocina, Compañía de Alumnos y parte de la fachada Sur. Además de los emplazamientos de armas automáticas en casas, azoteas y la torre de San Miguel.

La fachada Oeste fue la más batida por las armas automáticas, por dar frente a la Ciudad, donde se establecieron multitud de posiciones con ametralladoras.

La fachada Norte fue la más castigada, junto a los Pabellones de Puerta de Hierro. Estaba batida desde muchos sitios.
Los sitiadores emplazaron dos tipos de armas, artillería y morteros, con disparos en abundancia, contra las que los sitiados solo podían sufrir las consecuencias, produciendo enormes destrozos en todo el Alcázar y dependencias anexas y gran impresión entre ellos.
La Artillería estaba emplazada en Pinedo y Alijares. Disponían de 9 cañones del 15,5 cm.,  8 cañones del 10,5 cm., y 7 cañones del 7,5 cm.

Además, emplearon ataques de aviación, autos blindados, tanques orugas ligeras y pesadas, bombas fumígenas, chorros y bidones de gasolina para producir incendios, bombas de mano, petardos, hornillos y minas con gran cantidad de explosivos.


Los Defensores, además del armamento personal reglamentario, solo dispusieron de:
  • 2 cañones de 7 cm.  de acompañamiento de los Cadetes. Uno de ellos quedó sepultado entre los escombros de la fachada Principal y 100 proyectiles, con 65 espoletas.
  • 4 morteros. Solo se utilizaron 2, por carecer de munición en cantidad y 265 granadas. Cuando terminó el Asedio, quedaban 10 granadas.
  • 13 ametralladoras y 13 fusiles ametralladores.                                                       
  • Munición de fusil en cantidad, al haber trasladado los cartuchos de la Fábrica de Armas y sobró.
  • Bombas de mano Laffitte, 255 y sobraron 14.

El Asedio del Alcázar se caracterizó por una serie de circunstancias que nadie pudo prever en su principio:
  • La variada procedencia de las Unidades  Militares y escasez de personal de las mismas.
  • La cantidad de personas alojadas en el Alcázar. En total casi 1.800. De las que, 545 eran niños y mujeres, en general, familias de los Defensores.
  • Aislamiento total. Fue cortada la corriente eléctrica, agua y teléfono. Se alumbraban con candiles con grasa de los caballos.
  • El reducido espacio de que disponían. Cada vez menor a causa de los derrumbamientos de las fachadas y destrozos en general. Al final del Asedio, prácticamente solo se disponía  de los escombros de las fachadas y patio y los sótanos.
  • Falta de alimentos. Muy escasos. Por la dedicación de los cocineros, se sirvieron dos pequeñas comidas diarias. Compuestas por una sopa con un poco de carne de caballo o mulo y al principio con trigo entero, hasta que, el día 16 de Agosto se molturó el trigo con un molino que accionaba el motor de una motocicleta.

    • Por la información recibida de un Defensor civil, de la existencia de un almacén de trigo en las cercanías del Alcázar, bajando hacia el Tajo, se extrajeron en distintas ocasiones, en salidas nocturnas y con las bajas condiciones físicas de los Defensores, sacos de 90 Kg., teniendo que atravesar la zona batida por el enemigo, iluminada con reflectores y subir la explanada hasta el Alcázar.
    • Los caballos y mulos de los que dispusieron, pertenecían a las Academias y Guardia Civil. Se consumieron 106 caballos y 6 mulos. Sobraron 1 caballo y 5 mulos.
    • A cada persona se le daba un panecillo de menos de 125 grs. Se utilizaba el agua de los aljibes. Se racionó a 1 litro al da por persona, para bebida e higiene.
    • La falta de elementos de higiene. En plena época estival, hacinados en los sótanos, sin poder cambiar ropas o lavarlas, racionada el agua, compartiendo los sótanos con los caballos y mulos y respirando el polvo y la trilita de las continuas explosiones de la artillería.
    • Prácticamente sin Enfermería. Estuvo atendida por tres médicos militares y un mdico civil, ninguno cirujano, un estudiante de medicina y dos practicantes y la ayuda de las cinco Hermanas de la Caridad. Se carecía de iluminación, utilizaron candiles con grasa de caballo, limpieza, medios, anestésicos (cloroformo). Se registraron cerca de 500 heridos. En los días con heridos en cantidad normal, un 10 ó 20%  no pasaron por la Enfermería. En los días con mayor número de heridos, un 50% tampoco lo hizo. Se practicaron 14 amputaciones de brazos y piernas. Hubo 2 nacimientos. Un niño y una niña.
    • La larga duración del Asedio, 70 días, y la proximidad a Madrid y sus aeródromos militares, 70 Km.
    • A todas las dificultades que se encontraron, hay que añadir los continuos disparos, tanto de fusilería y ametralladoras como artillería, morteros y aviación.

      También caracterizó al Asedio la profunda fe religiosa de los Defensores y Refugiados
      , como demostraban diariamente en los continuos rezos a la Virgen Santa María del Alcázar, esperanzados en el futuro, publicando el día 8 de Agosto en su periódico El Alcázar,  el Proyecto de Reglamento de la Hermandad-Asociación de Defensores del Alcázar de Toledo y la total convicción de que serían liberados.

      El auxilio de la Aviación Nacional tuvo lugar en dos ocasiones:
      • El 22 de Agosto, un avión arrojó 4 paquetes de alimentos. Uno cayó en la rampa de la Puerta de Carros, otro en el patio del Alcázar y otros dos en la explanada oriental. Al da siguiente se encontró un estuche lastrado (lanza-mensajes), con las cintas de los colores nacionales que contenía dos cartas del General Franco, saludando a los Defensores y prometiéndoles su liberación.
      • El 6 de Septiembre, otro avión arrojó un paquete de alimentos dentro del Alcázar. Otros dos paquetes cayeron en zona enemiga, cerca del Teatro Rojas. También se recibieron dos mensajes del General Mola saludando a los Defensores y otro mensaje de las jóvenes de Burgos.

        Hay que señalar la importancia que tuvieron dos posiciones de los Defensores en las Dependencias anexas al Alcázar, fuera del Baluarte:
        • Las Dependencias del Sureste del Alcázar: Compañía de Alumnos, Comedor de Alumnos, Cocina, Sección de Tropa, Lavadero, Picadero, Cuadras, formaban sencillas edificaciones y fueron destruidas por la artillería a principios del Asedio, pero significaron una fuerte posición de los defensores para impedir asaltos desde la parte Sur del Alcázar y Corralillo de San Miguel. Esta posición se mantuvo hasta el 20 de Septiembre, en que hubo que abandonarla ante la imposibilidad de su defensa por el asalto general sufrido ese día.
        • La otra, el Gobierno Militar y Dependencias de Puerta de Hierro. También de sencillas construcciones, quedando destruidas por los incesantes bombardeos de artillería, morteros, incendios y asaltos, que en alguna ocasión llegaron casi al cuerpo a cuerpo. Impedía a los sitiadores el asalto al Alcázar desde la calle de Santa Fe y Zig-Zag. Hubo que abandonarla el 20 de Septiembre ante el asalto general. Al día siguiente, por la importancia de esta posición se volvió a recuperar.
        En estas dos posiciones externas al Baluarte, se produjeron innumerables actos de heroísmo.

        En el Alcázar se reciben a 2 emisarios del Gobierno de Madrid:
        • El día 9 de Septiembre, a las 8 de la mañana, el Comandante Rojo, antiguo profesor de la Academia y compañero de varios oficiales del Alcázar, en reunión con el Coronel Moscardó, pidió la rendición o dejar salir a las mujeres y niños. Se rechazó su petición.
        • Al haber pedido los Defensores al Comandante Rojo la visita de un Sacerdote, el día 11 de Septiembre se presentó el Magistral de Madrid  Sr. Vázquez Camarasa, para una visita de tres horas. Se le llevó al despacho del Coronel Moscardó y pidió también la rendición o la salida de las mujeres y niños. Celebró la Santa Misa y pronunció una homilía que produjo efectos profundamente desmoralizadores o descorazonadores entre los Defensores y Refugiados. Se rechazó su petición de rendición.
        • El día 13 de septiembre, el Embajador de Chile, Decano del Cuerpo Diplomático quiso ser recibido en el Alcázar. No se le recibió y se le dijo que se dirigiese al Gobierno de Burgos.

        Las Minas. :
        El día 16 de Agosto se percibieron los primeros ruidos de la construcción de una mina en dirección al Alcázar, con la única intención de volar el Alcázar. El Teniente D. Luis Barber de Ingenieros, auxiliado por el cabo de la Guardia Civil D. Cayetano Rodríguez Caridad, antiguo minero, se encargó de seguir los trabajos de su construcción y anticipar sus posibles efectos.
        Al clarear el día 18 de Septiembre, los cañones del 15.5 cm. iniciaron un intensísimo cañoneo. Casi a las 6,30 horas, explosionaron las minas, con los resultados conocidos de derrumbamientos del torreón y parte de la fachada Oeste... A continuación se inició un asalto general al Alcázar. Tras muchos actos de heroísmo, fue rechazado.

        El d��a 20 de septiembre, dos días después de la explosión de las minas, se produce otro asalto general que fue rechazado. Fue el día que mas proyectiles de artillería se lanzaron sobre al Alcázar. Solo del 15,5 cm.: 472 disparos.

        Como resumen estadístico, durante el Asedio, el Alcázar sufrió:

        Artillería (varios calibres)
        • Disparos del 15,5 cm. :                      3.300
        • Disparos del 10.5 cm. :                      3.000
        • Disparos del   7,5 cm. :                     3.500
        Morteros de 50 mm. –
        • Disparos :                                        2.000
        Ataques de la aviación                                    30
        Bombas de aviación                                       500
        Latas de gasolina                                            35
        Granadas de mano                                      1.500
        Petardos                                                   2.000
        Botellas inflamables                                       200
        Incendio provocados                                      10
        Minas y hornillos                                             4
        Asaltos generales rechazados                            8

        El 27 de Septiembre, a la vista de las fuerzas liberadoras, el Alcázar sufrió uno de los asaltos más duros del Asedio.

        A las 6 horas de la mañana, explosionó una mina en la explanada Este, que levantó una gran nube de polvo. El ataque empezó rociando los escombros de la fachada principal con gasolina que, al incendiarse, produjo una humareda tan grande que se divisaba a larga distancia por las tropas de socorro.

        A media mañana, terminando el asalto, se ordenó colocar una Bandera bicolor sobre las vigas de hierro y escombros de la fachada Norte, en el punto mas alto del torreón N.O.

        Apenas vista por el enemigo, intensificó su fuego de fusil.

        Las avanzadas nacionales vieron la imponente humareda y la nube de polvo que la última mina había levantado. Las fuerzas nacionales, tuvieron la impresión de que todo se había consumado, sintieron crecer su coraje, que sirvió de acicate para emprender inmediatamente la marcha sobre Toledo, trocado luego en entusiasmo, cuando con los prismáticos divisaron la Bandera que ondeaba sobre los escombros.

        Tras duros combates de las fuerzas de el General Varela los días 26 y 27, y cuando se creyó que intentarían la liberación del Alcázar el día 28, el Mando, conociendo que la situación de los Defensores era críticaunido al deseo de las fuerzas liberadoras, dio Orden de saltar al Alcázar en la tarde del día 27 de Septiembre. A la caída de la tarde, una Sección de Regulares al mando del Teniente Lahuerta y minutos después la 19ª Compañía de La Legión al mando del Capitán Tiede Zedem,entraron en el Alcázar. Se produjeron inenarrables escenas de emoción, y el asombro de los liberadores por la situación en que se encontraban los Defensores y haber podido resistir el Asedio.

        El 28 de Septiembre entró en el Alcázar el General Varela.
        El Coronel Moscardó le saludó con la conocida frase:

        Mi General, en el Alcázar, sin novedad”.




viernes, 26 de abril de 2013

RECORDANDO KRASNY BOR

ARTURO PÉREZ-REVERTE

Mi abuelo paterno, que era uno de esos republicanos de antes, cultos, viajados y con biblioteca, escéptico como todo hombre sabio, solía repetir una frase que yo, de pequeño, no alcanzaba a penetrar del todo: «Los españoles sólo servimos para salir en los cuadros de Goya». No fue sino más tarde, cuando leí libros, viajé y me familiaricé con cuadros como los del 2 de Mayo en Madrid o el Duelo a garrotazos, cuando comprendí a qué se refería mi abuelo, y por qué, entre todos los pintores españoles, utilizaba a Goya como clave lúcida. Como amarga referencia.
Hace unas semanas hice un experimento. Se cumplían 70 años de la batalla de Krasny Bor, cerca de Leningrado, donde 5.000 españoles de la División Azul encajaron el ataque de dos divisiones soviéticas integradas por 44.000 hombres y 100 carros de combate: una compañía aniquilada, varias diezmadas, oficiales pidiendo fuego artillero sobre su propia posición por estar inundados de rusos. Abandonados a su suerte, durante todo el día pelearon como fieras, a la desesperada. Casi la mitad murieron o desaparecieron, pero frenaron a los rusos, les hicieron 10.000 bajas y obtuvieron de Hitler este comentario: «Extraordinariamente duros para las privaciones y ferozmente indisciplinados». Y, bueno. Tales son los hechos y así los conté en la red social Twitter, donde recalo algunos domingos, añadiendo que entre los divisionarios no todos eran voluntarios falangistas, pues también había ex combatientes republicanos y gente que se alistó por hambre o para ayudar a algún familiar encarcelado o en desgracia. Añadí que la causa que defendían era infame, pero eso no alteraba el hecho básico: eran compatriotas, estaban en el infierno y pelearon con bravura admirable. «Quienes nos gobiernan deberían prestar atención a esas cosas -escribí-. La Historia ha probado mil veces que no hay nada más peligroso que un español acorralado».
Lo interesante vino luego: tres mil opiniones de tuiteros. Yo había mencionado un hecho histórico, destacando un coraje y una tenacidad independientes de tiempos o ideologías. Algo que ocurrió y que está -debería estar- en los libros de Historia por las mismas razones que la toma de Tenochtilán, el saco de Roma o la liberación de París por los republicanos españoles de la Nueve. Y sin embargo, no pueden imaginar la que se lió en Twitter: los insultos y descalificaciones entre quienes discutían. Algunos me incluyeron, claro. Eso fue lo más revelador: ultraderechistas acusándome de rojo por haber calificado de infame la causa que la División Azul defendía en Rusia, y ultraizquierdistas acusándome de facha por hablar de la División Azul en vez de sepultarla en el negro olvido. Y entre unos y otros, docenas de tuiteros tirándose los trastos a la cabeza con argumentos ideológicos, orillando el hecho principal: el episodio histórico, su épica objetiva y su interesante consideración. La Historia, en fin, que no es buena ni mala, sino llave para comprender el pasado y el presente. Y a veces, para prever el futuro.
Así que una vez más recordé las palabras de mi abuelo. Pensé en Goya. En ese cable suelto que los españoles llevamos sumergido en bilis en algún lugar del corazón. En ese rencor cainita, desaforado, siempre dispuesto a simplificar el mundo en un estúpido nosotros y ellos. En esa necesidad nuestra, no de vencer y convencer, sino de vencer y exterminar al vencido. Borrar hasta su huella. Fusilar al que levanta las manos, en vez de ofrecerle un pitillo y mirarlo a los ojos. Prueben a elogiar en público el valor de moros y cristianos en Las Navas, o el de republicanos y nacionales en El Ebro. Saltarán voces criticando la igualdad de trato, la falta de etiqueta diferencial, la ecuanimidad ante el valor y el sacrificio, como si éstos tuvieran que depender de ideologías para ser admirables. Nadie puede ser admirable si no pertenece a mi bando, es la lectura final. Esto repugna y entristece, porque no es de ahora. Pese a lo que afirman los tontos, no lo inventó Franco, ni la República: viajemos a la Dictadura, a las guerras carlistas, a Fernando VII, a la Inquisición. En pocos lugares de Europa hubo tanta saña y tanta vileza. Mientras en otros países -también en eso envidio a Inglaterra- la inteligencia o el valor del adversario son a menudo motivo de admiración y respeto, en España no hacen sino aumentar la envidia; la ira de quien, una vez dueño de la trinchera, remata la faena con toda clase de vejaciones introductorias al tiro en la nuca. Tiro que, por otra parte, aplica con más entusiasmo quien nunca corrió riesgos antes. Quien más lejos anduvo, durante el combate, del verdadero campo de batalla.