sábado, 26 de enero de 2008

Levantémonos para volver a la lucha

Buscando revistas de hace tiempo, me encontré la gran revista 'EL BARCO VIKINGO' sin duda una revista apasionante en contenido y calidad, así que vimos interesante traspasar la Editorial de su numero 20, espero que nos aliente para seguir luchando...

EDITORIAL


Vivimos unos tiempos oscuros, donde ya es un hecho que la libertad de expresión no existe, pues la opinión de la gente es manipulada constantemente a través de los mass media y la sociedad de control. Pero si grave es que no nos dejen hablar o leer o expresar lo que creemos, mas grave es que no nos dejen ni siquiera creer en algo. Y a eso esta tendiendo la poderosa sociedad actual. Y esto es más grave en cuanto haya gente que todavía piense en que es necesario creer en algo sagrado, en luchar y morir por esas creencias, ya sean religiosas o ideológicas.

Todo lo que hoy hagamos aquí en esta Tierra será el eco de la Eternidad mañana, como dijo un gladiador romano. Es por ello que debemos actuar siempre en consecuencia y conforme a unos principios éticos y honrosos. Sería muy triste legar una herencia pobre y famélica en principios a través de nuestros hijos y nuestras obras. Por ello debemos medir bien lo que hacemos, pensando y calculando nuestros pasos, para que ese eco sea fuerte y, sobre todo, claro.

Como decía alguien, la fe es el contacto entre el tiempo y la eternidad. Por ello cuanto mas fe tengamos, mas fácil será cruzar ese puente hacia el tablón de la verdadera fama, de los que lucharon por algo o por alguien, ya en Berlín o Flandes, ya en los abismos de Helm o las Termópilas. Luchar por algo que valga la pena, por alguien que vale la pena.

Y esa fe es algo que nos acompaña siempre, cuando la tenemos, es parte de nuestra vida de nuestro peso, de nuestra alegría, de nuestras lágrimas, de nuestra muerte. Es nuestro paisaje, nuestra música, nuestra compañera sentimental, nuestra razón misma de existir.

Y para creer hay que demostrar que creemos. Hay que probar que llevamos el buen camino, y en ese camino nos iremos enriqueciendo, armando, ensamblando, curando y fortaleciendo. Pues la Fe es el mismo camino, no la meta. La meta se hace caminando, marchando en una Comunidad de Anillos de amistad, amor, sentimientos, honor, lucha, valor y cierta temeridad.

Y ese camino, y esa Fe nos viene muchas veces de la mano de la nostalgia, palabra tan denostada y apartada hoy en día. Nostalgia por tiempos pasados, por periodos históricos ancestrales que han formado a nuestros antepasados en ese árbol genealógico que forma nuestro Ser. Y esa nostalgia debe formar parte de nosotros, pues aquel que no la siente, no ha vivido nunca. Nacen muertos, almas de metal, formas del sistema, meros chips de ese gran ordenador que el Gran Hermano dirige desde un despacho en Manhattan. Pero nuestro centro está aun mas elevado que esos rascacielos, pues está situado precisamente en el cielo, no en una torre, ni en Dos Torres, sino en el centro del cielo, mirando con desprecio a los enanos allí abajo que se desgañitan gritando al son del baile infernal del sistema.

Apartemos esa falsa sensualidad que da el sistema, y aprendamos a caminar por un sendero nuevo, con los pies descalzos, con las plantas de los pies rozando las piedras y la arena del camino, sufriendo pero forjándonos duros como el acero, de ese modo las balas y flechas del enemigo no podrán nunca atravesar nuestra alma pues estaremos situados tan arriba que su furia se extinguirá por el camino. Y el cielo protector será nuestro chaleco salvavidas.