miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Y ahora que?



Ya está España cuarteada, destrozada en su integridad, repartida en feudos sin identidad nacional, inventos macabros de unas mentes criminales, ambiciones morbosas y aberrantes.

Todo era una mentira mal intencionada de quien siempre ha odiado a España, no bastaba una descentralización provincial que estaba hecha y funcionaba sin connotaciones políticas, con un Estado Central y lógico en un país pequeño que desde los romanos, visigodos y árabes, venía siendo una nación llamada España, lo demás son cuentos chinos mal intencionados de unos reinos surgidos por necesidad de los ocho siglos de Reconquista de una nación invadida por gentes de otra raza y religión contraria, con la Cruz y la espada en lucha contra la media luna y la cimitarra. Desde Covadonga se venía gestando la unidad de la Patria invadida.

Con aquella frase de “café para todos” a convidados de piedra que aceptaron su suicidio y el de su Patria, aquel desayuno, se convirtió en una juerga de borrachos sedientos de más vino y licores de todo tipo y así se sigue.

¿Qué ha conseguido el pueblo español con la invasión de la chusma política?, ¿con el desmantelamiento de todos nuestros valores?. ¿Acaso hemos ganado en grandeza?, ¿hemos mejorado en estima y peso internacional? ¡No! por el contrario somos despreciados como Nación seria y fiable para los amigos y disminuidos para los enemigos para los que ya no contamos.

Ante el fracaso estrepitoso del sistema, el pueblo español que ha perdido todos sus valores morales y éticos, ya no sabe ni rascarse, ha quedado sin capacidad de reacción y no es capaz de exigir la salida inmediata de los dirigentes que han ocasionado su desastre y de todos los políticos que han venido interviniendo durante treinta años en la debacle. Exigir la inmediata abolición del Estado de las Autonomías que a todas luces es insostenible y posiblemente junto a los malísima clase política que como una plaga de langosta nos ha invadido, y es el factor principal del desastre.
Si fuésemos una nación seria y, en un movimiento ecológico a favor de los árboles, pondríamos la Constitución en los retretes y letrinas públicos para la higiene; anularíamos todas la leyes que se han dictado desde el inicio de la democracia y que han contribuido a la pérdida de la Patria, de su moral e ideales. Reuniríamos a cincuenta señores notables de España, ajenos a cualquier partido y redactaríamos una Constitución de auténtico carácter nacional, sin payasadas de diferencias entre los españoles. Haríamos unas nuevas instituciones de un Estado moderno y democrático, sin que puedan regresar a ellas los que han participado y han contribuido a nuestra ruina física y moral.

Ya todos los españoles tenemos conciencia de que el daño que ha infringido el PSOE a España es tan grande que necesitamos del sacrificio de todos y varios años para nuestra recuperación. No suficiente con congelación de pensiones y bajada del sueldo de los funcionarios ni alargando la edad de jubilación, eso es y será lo único que al parecer se va a hacer y tenemos conciencia de que no son suficientes y que lo que necesitamos es una reducción de la Administración drástica, la eliminación del Senado, reducción del Congreso a un representante por provincia, la suspensión de las autonomías, la activación de las pequeñas y medianas empresas para la creación de puestos de trabajo, con reducción de impuestos y facilidad en los permisos para la instalación así como la reunificación de los ayuntamientos nacionales reduciéndolos a quinientos en todo el territorio nacional; la supresión de las diputaciones y de todos los organismos inútiles que hay en España. Eliminación de las sociedades y empresas estatales que encarecen todos los servicios. Siempre insisto en estas medidas porque son imprescindibles para que sumadas a otras podamos recuperar a nuestra Nación.

Las intenciones de este Gobierno traidor a la Patria y fracasado en todos los órdenes, hará lo impensable para poner trabas al gobierno que resulte de las elecciones que si no es con mayoría absoluta, hará imposible la gobernabilidad de España y aún en el caso de esa deseada mayoría, todo serán oposiciones airadas e inclusive revolucionarias para que sea imposible acometer cualquier reforma necesaria.

Malos años les espera a los españoles que han perdido la costumbre de defender lo suyo y están instalados en el abandono, desidia y pasotismo.

Ya no existe España y ¿ahora qué?