XI
Respeta las banderas y los símbolos de tu tierra. Por encima de la tela y del metal de que están hechos, está la idea que representan. Ser herido o muerto por defender un símbolo es la sublimación del idealismo. Si te llega la ocasión no lo dudes.
XII
Un uniforme no te convierte en un número, no es un elemento impersonal. Ni las órdenes religiosas, ni las organizaciones juveniles o militares pretenden homogeneizar el espíritu de sus miembros, sino ayudar a que se sientan unidos en aquello que tienen en común: el servicio a la comunidad.
XIII
Por el contrario éste te priva de la forma para que sea tu fondo el que te defina. La mentalidad materialista imperante hoy en día critica a las personas que aún poseen el valor personal de dar a conocer su ideal de servicio y entrega vistiendo un hábito característico. Un espíritu noble no depende de un atuendo.