sábado, 17 de marzo de 2012

Nuestros Muertos en Rusia


"NUESTROS MUERTOS EN RUSIA"

Ahora avanzo entre mis muertos, solo.
Muertos de Otenski y de Possad, de Sitno
y de Russa, Tigoda y Nilinkino.
de Podvereja a Novgorod y aquellos
del Ilmen, transitado, en la ribera.

Muertos míos de Rusia, heladas rocas
que fortifican una tierra ajena
bajo la vasta luz de la nevada.

Bosques yertos de cruces, nombres míos
de mi sangre y mi fe crucificados
para dar fe de vida ante la nada
y sangre de pasión ante la muerte.

Torres de nuestro honor como raíces
aras ocultas, templos extrañados,
semillas de extremada primavera
y noches que atestiguan como auroras.

Fundadores de tierra, territorio
de España, nuevo aquí, bajo la nieve.
Estos no son extraños. Me palpitan
en las venas, me cantan en el alma,
me fuerzan a vivir contra la muerte,
a merecer su espléndido castillo
que campea en los cielos y en los mares
como ambiciosa cumbre sobre el tiempo.

He querido ser vuestro y ya sois míos.
Paseo vuestro polvo derribado
y siento estremecerse vuestras alas
dando lección de tempestad al aire.

¡Oh, mis muertos terribles! Quiero haceros
míos y vuestro soy. No sois aquellos
sencillos camaradas de los dias
peligrosos. De hierro, fuego y gloria
se arma vuestra energía, ya implacable,
y si es que acaso descansáis, abiertos
como una claridad al Dios señero
que nos defiende con eterna vida,
vuestra pasión nos volverá a la guerra.

Con la vuestra en el alma
siento brotar mi renacer más vivo.
Muertos míos de Rusia, si me alejo
de vuestro polvo, con dolor y angustia
de desterrado, acompañad mi rumbo
y pelead conmigo cada dia.

Dionisio Ridruejo