No nos trataron mal gracias a un jefe de escolta mongol que no debió de haber otro mejor en toda la Unión Soviética. Los 30 detenidos de Oroquieta, con los que enlazamos, recibieron toda suerte de golpes. Al llegar a Kolpino, un enloquecido grupo de mujeres rusas trató de atacarnos, pero el mongol las rechazó a culatazos. Enseguida empezaron los interrogatorios, con las traducciones de un español enrolado en el Ejército soviético. Todo el afán del coronel ruso era saber qué armamento usábamos, hablándonos incluso de un arma secreta de Hitler. «Dice el coronel que habéis causado más de 14.000 bajas, y eso es imposible con ametralladoras y fusiles mauser corrientes», nos informó el republicano español. Luego vino un cautiverio en campos de concentración que se alargó hasta 1954. Las estadísticas hablan de 2.252 bajas españolas (1.125 muertos, 91 desaparecidos y 1.036 heridos) en un solo día. Otras 1.000 se sumaron en los días posteriores. Aunque los españoles retrocedimos ese día tres kilómetros, los rusos no avanzaron más.
Tras intensos combates, el mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente quedó estabilizado durante un año. La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de nuestra División -el 10 de febrero se consiguieron tres de las ocho laureadas de la División Azul en la URSS- enterró una gran ofensiva posterior para romper el cerco de Leningrado. Los divisionarios que luchamos allí y estuvimos cautivos hasta 1954 no supimos qué ocurrió hasta el regreso a España, pero teníamos la creencia de que la ofensiva no había llegado más al sur que Krasny Bor.»
ONCE AÑOS EN EL GULAGLa Hermandad de la División Azul recibió con gran alegría el pasado miércoles una llamada del Ministerio de Defensa anunciando la participación en el desfile de uno de sus ex combatientes. 12 de octubre de 2004. En la Hermandad de la División Azul no disimulan su alegría desde que el pasado miércoles un representante del Ministerio de Defensa les anunciase que uno de los ex combatientes en Rusia podría desfilar en el día de la Fiesta Nacional. "Además", asegura a Jorge Álvarez, secretario de la Fundación División Azul, "nosotros estamos encantados de desfilar junto a un ex combatiente de la División Leclercq".
Tanto la Hermandad (que agrupa a los ex combatientes) como la Fundación (constituida para conservar la memoria de esta unidad militar) manifiestan no entender las protestas de Izquierda Unida y otros grupos.De los pocos cientos de supervivientes de la División Azul, todos ellos mayores de 80 años, el elegido para representarla hoy en el desfile del 12 de octubre es uno de los más célebres. Se trata de Ángel Salamanca Salamanca, quien ganó una Medalla Militar Individual en combate durante la batalla de Krasny Bor y pasó once años prisionero en el Gulag de Stalin.Salamanca llegó a Rusia en 1942 y se incorporó a la 5ª compañía del Regimiento 262, al mando del capitán Teodoro Palacios, a quien Torcuato Luca de Tena dedicaría su novela-testimonio Embajador en el infierno. El 10 de febrero de 1943 tuvo lugar la batalla de Krasny Bor, donde la División Azul sufrió en un solo día la mitad de los muertos que registró en los tres años que estuvo en Rusia. Allí, tras librarse unos feroces combates y aguantar durante horas ante un enemigo muy superior, el sargento Ángel Salamanca cayó herido y prisionero. Por su acción de guerra le fue concedida la Medalla Militar Individual, la segunda condecoración militar en importancia tras la Cruz Laureada de San Fernando, y de la cual sólo se otorgaron diez por Krasny Bor.Junto al capitán Palacios –cuya digna resistencia en cautividad y cuyos desvelos por sus subordinados fueron objeto en 1956 de una película de José María Forqué– y varios cientos de hombres, Salamanca pasó once años de cautiverio en los campos de concentración soviéticos, una experiencia que ha recogido en su libro de memorias Esclavos de Stalin. Volvió a España en 1954, en el buque Semíramis, cuya llegada al puerto de Barcelona un 2 de abril cargada de prisioneros de la División Azul recién liberados supuso el final de un larguísimo calvario personal, así como de unas difíciles gestiones durante años para el Gobierno español, que no mantenía relaciones diplomáticas con la Unión Soviética.De esta forma, hoy desfilarán juntos dos ex combatientes que conocieron momentos clave de la Segunda Guerra Mundial, como el desmoronamiento del frente ruso, con cientos de españoles caídos en combate, y la liberación de París, con cientos de españoles saboreando las mieles del triunfo. Historia viva sobre el paseo de la Castellana.