miércoles, 12 de mayo de 2010

ZAPATERO DIMISIÓN



El Gobierno español ha recibido un rapapolvo internacional de enorme calado que ha hecho mella en el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Primero Bruselas y después la Casa Blanca han instado al inquilino de La Moncloa a frenar el derroche de dinero público, cerrar el agujero en las cuentas del Estado y aprobar un plan de recortes en el Estado del Bienestar para evitar la suspensión de pagos del país y su posterior rescate.

En la comparecencia más esperada de los últimos tiempos, Zapatero ha realizado un discurso en el Congreso que supone un giro de 180 grados respecto a los mensajes optimistas que suele lanzar en las Cortes. Todo cambia cuando a uno le llama por teléfono el presidente de EEUU para exigirle una reducción del gasto que antes descartaba, o cuando la canciller de Alemania amenaza con imponer sanciones a España si se mantiene el despilfarro del sector público.

Zapatero ha anunciado que recorta un 5% el sueldo a los funcionarios (bajando el 15% a los altos cargos), elimina el "cheque bebé", congela las pensiones y reduce las ayudas a las personas dependientes, elimina 1.200 millones de euros en transferencias a comunidades autónomas y ayuntamientos, baja la inversión estatal en 6.045 millones y reduce las ayudas al desarrollo en 600 millones de euros (sólo en 20% del total).

Pide "comprensión" a los ciudadanos

El presidente, consciente de su discurso ha cambiado por completo, pidió "comprensión" a los ciudadanos y afirmó "comprender su desconcierto" porque hace unos días "anunciaba la llegada de la recuperación y ahora propongo estos cambios". Dijo que este paquete de recortes es "imprescindible" para "garantizar la estabilidad financiera de la eurozona y la confianza de los inversores", los mismos que ha calificado en los últimos días de "criminales especuladores".

Añadió que "procuran ser lo más equitativas posibles" con el objetivo de alcanzar la reducción del déficit, para reforzar la confianza exterior en la economía española. "Muchos ciudadanos no entenderán que cuando estamos saliendo de la crisis les esté pidiendo más esfuerzos y sectores determinados aún más grandes". Incluso rogó la aprobación de estas medidas porque "lo necesitamos para mantener nuestro Estado del Bienestar".

Con estas medidas el Gobierno quiere reducir el gasto en 15.000 millones de euros en los dos próximos años, lo que supondrá cerrar 2011 -según los cálculos de Zapatero- con un déficit público en torno al 6% del PIB. Es decir, que a pesar de la reducción de estas partidas, el agujero en la caja rondará todavía los 60.000 millones de euros al final del próximo año.

Y todo ello se aprobará sin pasar por el Parlamento. Zapatero anunció que los recortes se aprobarán mediante un decreto-ley en el próximo Consejo de Ministros que se celebrará el próximo viernes, lo que pone de manifiesto el carácter de "urgencia" del paquete de reducción de gasto impuesto por la Unión Europea para dar apoyo financiero a España, especialmente en la refinanciación de la deuda pública.

En cuanto las reformas estructurales, el presidente aseguró que la reforma laboral "estará lista este mes de mayo", que la reforma de las pensiones se tratará en la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo y que en el marco de la reestructuración del sistema financiero se reformará la Ley de Cajas.

Mayores, dependientes y enfermos

Zapatero aclaró que "se eliminará la retroactividad en la aplicación de la ley de dependencia, con una reforma en la que se establecerá un tiempo máximo de seis meses para la resolución de las solicitudes". De esta forma, una vez que entre en vigor la nueva norma, se suprimirá el pago de la cantidad pendiente desde que se hizo la petición. Los derechos de retroactividad que ya se hayan generado podrán pagarse en un plazo máximo de cinco años.

Zapatero anunció, por último, planes para reducir el gasto farmacéutico logrando un consumo de medicamentos "más eficiente" y "vinculado a las necesidades reales de los pacientes, adecuando el número de unidades de los envases de los medicamentos a la duración estandarizada de los tratamientos, de acuerdo a las indicaciones de la comunidad científica".

Se hará también posible la dispensación de los medicamentos en unidosis, mediante el fraccionamiento de los envases, "de manera que el paciente pueda comprar el número exacto de unidades que necesite".

Mantiene ministerios y subvenciones

Sorprende que en este paquete de recortes el presidente no haya incluido una reestructuración de las carteras ministeriales y el fin de subvenciones a determinados colectivos. Los 600 millones de euros de la Ayuda al Desarrollo que prevé ahorrar el Gobierno no suponen ni el 20% del total anual. De hecho, sin subvenciones y ayudas a dictadores el Estado se ahorraría 30.000 millones de euros de una sola tacada.

Para ponerlo en perspectiva, estos 30.000 millones de euros de gasto superfluo y prescindible habrían permitido reducir en el año el IRPF a casi la mitad, el IVA un 62% o, en su caso, eliminar completamente los impuestos especiales (gasolina, alcohol, tabaco...) o el Impuesto de Sociedades.

Zapatero anuncia la posibilidad de más impuestos

En su turno de réplica, Rodríguez Zapatero centrado su discurso en tres aspectos: lamentarse, criticar al PP y exculparse como responsable de esta situación. Afirmó que siempre le han criticado por no tomar decisiones difíciles y ahora que toma una medida complicada también le critican.

Además, Zapatero ha dejado entrever una nueva remesa de medidas fiscales que podrían traducirse en una nueva subida de impuestos. Dijo ser “plenamente sensible” que en el reparto de esfuerzos los que más capacidad tengan deberán “hacer un esfuerzo mayor”.

Posteriormente suplicó al PP clemencia. “Le pediría a Rajoy, no por mí sino por España, que alguna vez dijera que somos un país solvente y fuerte”, llegó a decir el presidente del Gobierno. Y tras acusar el gran déficit de las comunidades populares habló de medidas tomadas en el pasado, recordando la época Aznar. Por ello, exigió “coherencia” al PP y les instó a dejar el “populismo”.

Por último, el jefe del Ejecutivo se refirió en varias ocasiones a los “acontecimientos de esta última semana” y se exculpó escudándose en esa semana negra como si el pasado anterior a esas fechas y lo realizado hasta entonces no hubiese sido causa de la situación actual.