Le invitas a casa por Navidad.
Le pides que te corte el jamón en lonchas.
Le invitas a tomar unas cañas al bar.
Le dices que ni se le ocurra quitarse los zapatos en tu casa...
Le preguntas que le han traído los reyes.
Le haces una inocentada el día 28 de diciembre.
Le preguntas que le ha parecido el bombón, que acaba de cruzar la calle.
Le pides que cante contigo un villancico, después de tomarte las cañas que el no quiso.
Le preguntas por las cincuenta vírgenes que le esperan en el paraíso, a ti ni siquiera te espera una.
Definitivamente, los musulmanes no tienen ni puta gracia.
Pedrulo Maturulo