Uno de los más bellos rituales de la Semana Santa española es el homenaje rendido por la Legión a la imagen del Cristo de la Buena Muerte. El momento cumbre del acto tiene lugar cuando los legionarios elevan con un solo puño el imponente cuerpo de madera, esa madera tallada con la divina figura de Cristo. Un gesto de tono épico, digno del "piadoso Eneas", quien portó a sus espaldas al magno superviviente troyano, Anquises el padre, el patriarca que conoció una vez el amor divino.
Mientras tanto, a voz en grito se entona la bellísima canción "El novio de la muerte". Tanto el título de esta canción como la advocación de "buena muerte" no pueden dejar de recordarnos el concepto de "mors triumphalis" de la Roma fundacional. También el término "legión" nos aporta una bocanada de aire del Lacio y de la Hispania romana. Estremece asistir a la rigidez anagógica, la fiereza ascensional de este rito. Lejos estamos aquí de los curitas de la guitarrita y del Domund.
-Ángel Sobreviela-
EXTRAIDO DE : http://pintan-bastos.blogspot.com
