sábado, 17 de septiembre de 2011

El Si de Kipling




Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila, cuando todo a tu lado es cabeza perdida;

si tienes en ti mismo una fe que te niegan y nunca desprecias las dudas que ellos tengan;
si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera; si, engañado, no engañas;
si no buscas más odio que el odio que te tengan...

Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres; si al hablar no exageras lo que sabes y quieres;
si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo; si piensas y rechazas lo que piensas en vano;
si tropiezas con el triunfo, y llega tu derrota y a los dos impostores los tratas de igual forma;
si logras que se sepa la verdad que has hablado, a pesar del sofisma del orbe encanallado;
si vuelves al comienzo de la obra perdida, aunque esta obra sea la de toda tu vida;
si arriesgas en un golpe y lleno de alegría tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era;
si logras que nervios y corazón te asistan, aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada, porque tú lo deseas y lo quieres y mandas;
si hablas con el pueblo y guardas tu virtud; si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz;
si nadie que te hiera llega a hacerte una herida; si todos te reclaman, y ninguno te precisa;
si llenas un minuto envidiable y certero de sesenta segundos que te lleven al cielo...
toda lo de esta tierra será dominio tuyo y aún mucho más,
serás hombre, hijo mío.

Rudyard Kipling

Idea extraida de: http://entrepicasyarcabuces.blogspot.com/