Y empezó la campaña electoral. Al más puro estilo socialismo de la vieja escuela, o sea: “Combatiremos sus ideas dentro y fuera de la legalidad, e incluso justificaremos el atentado personal” (Pablo Iglesias, fundador del PSOE y la UGT, a Antonio Maura, presidente del gobierno legalmente constituido) o "Quiero decirles a las derechas, que si triunfan, tendremos que ir a la guerra civil declarada (…) La democracia es incompatible con el socialismo.” (Largo Caballero, enero de 1936). La cosa no es que haya empezado ahora, pues, sino que ha estado siempre con un paréntesis forzado de 40 años. Sucedió también con Suárez y, especialmente, con Aznar. Lo del doberman y todo eso, el “¡que viene la derecha!” de Alfonso Guerra, el pacto del Tinell y el cinturón sanitario, el Prestige, la guerra de Irak, la ultraderecha, la caverna mediática, el ataque a las sedes del PP, los ataques a los católicos, la profanación de iglesias, los insultos desde la calle y los púlpitos progres, el 11M, las manifestaciones contra el gobierno de la Comunidad de Madrid, las huelgas contra el gobierno de la Comunidad de Madrid, los acosos sindicales contra el gobierno de la Comunidad de Madrid…
Siempre es lo mismo. Están en permanente campaña de acoso y derribo contra todo aquel que se mueva un milímetro de la delgada línea roja. Dispara al facha se llama, el juego. Lo bueno que tiene la izquierda en España es que es muy izquierda, por un lado; no se cortan en presumir de las consignas totalitarias que aniquilaron la libertad y a millones de personas en medio mundo; lo hacen sin complejos, con el puño amenazante bien apretado y bien alto, como Marx manda. Y por el otro lado, es envidiable que andan todos como una piña, todos a una Fuenteovejuna, como una masa única y aterradora (la bestialis turba) que se mueve con espectacular eficacia multipropagandística. Ya se han puesto todos a ello: empezando por los de la zeja, que nunca defraudan (con los tolerantes Sabina, Almodóvar, Aranda y Grandes a la cabeza), siguiendo por los indignados y su nonagenario farsante, continuando por los sindicatos –of course-, los liberados, los profesores, las series de TV y los programas de ‘entretenimiento’, Bildu-ETA, RTVE y otros medios afines, las universidades (muy fuerte lo de la Universidad de Castilla-La Mancha, que incluyó un texto vejatorio contra Esperanza Aguirre en una prueba de selectividad), la fiscalía, los jueces (¡menuda entrada en campaña la de Gómez Bermúdez!)… todos contra el que amenace una inclinación a un lado opuesto de su pensamiento, como hace unos años era todos contra el fuego (y hace unos años más, todos contra la derecha con fuego).