sábado, 1 de enero de 2011

Nuevo código penal




Como en España gozamos de una ausencia de delitos que empieza a ser aburrida, los políticos, siempre preocupados por el bienestar de los españoles, han decidido poner un poco de emoción en nuestras vidas soltando a más de doscientos presos, en su mayoría inmigrantes, gracias a la Reforma del Código Penal que contempla de forma aún más benevolente el tráfico de drogas.
Como es sabido, en la España democrática se castigan con rotundidad los delitos graves y las conductas peligrosas y nocivas para la sociedad: se persigue a los fumadores con saña, se encarcela a libreros por vender libros no complacientes con el pensamiento único, se prohíbe que los niños coman chuches o hamburguesas, se condena a jóvenes por defender su vida o se ponen multas por rotular comercios en español.
Este rigor en la persecución de grandes crímenes como los citados, se compensa con un trato más benevolente ante pequeñas faltas como el narcotráfico, el infanticidio o el terrorismo. Al fin y al cabo, los camellos que arruinan la existencia de miles de familias también tienen su corazoncito, deben pensar los muy democráticos promotores de la reforma.
A todos ellos les deseamos que, en estas fechas tan entrañables, tengan un encuentro en un callejón oscuro con alguno de los chorizos y camellos que han soltado para que éstos puedan agradecerles personalmente su benevolencia y tolerancia de la forma más efusiva posible.