El catolicismo pierde peso en Barcelona en contraste con el auge de otras confesiones cristianas. La Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) municipal ha presentado un informe sobre su gestión en el que incluye el número de centros de culto de la ciudad, que se sitúa en 339. Según el recuento, en Barcelona hay 141 parroquias católicas frente a las 152 de otras confesiones cristianas. El aumento se achaca a la proliferación de iglesias evangélicas por la inmigración sudamericana.
La diversificación del cristianismo se observó en 2006 cuando se contabilizaron 102 centros de culto, entre evangelistas, ortodoxos, adventistas, testigos de Jehová y la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días frente a los centros católicos estabilizados en unos 140. Sólo los templos evangélicos han pasado en dos años de 74 a 119.
LOS MUSULMANES SE ECHAN A LA CALLE EN CATALUÑA
Cataluña cuenta con cerca de 250.000 inmigrantes de origen marroquí, pakistaní, senegalés o de otras nacionalidades y una minoría de conversos que se consideran musulmanes. Nunca en su historia hubo tantos musulmanes que, como puede observarse en estas fotografías de Santa Coloma y Lérida, toman físicamente las calles catalanas.
En Cataluña hay 169 mezquitas, según la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat, aunque no actualiza los datos desde principios de 2007. La comunidad musulmana considera que son pocas.
Gerona no facilitará los permisos a la comunidad musulmana para abrir una mezquita en el barrio de Taialà, después de que los vecinos recogieran 1.500 firmas en contra. El Consistorio explica que el local (en una planta baja, como la mayoría de los oratorios) no reúne los requisitos y exige reformas “complicadas”. Otra razón, admitida por el Consistorio, es que puede traer problemas de “convivencia”.
Según los vecinos de Gerona, Taialà está “masificado” y el oratorio “empeoraría la movilidad”. Un argumento similar utilizan los habitantes de Ripoll para oponerse a la apertura de una mezquita: la calle es “muy estrecha”. El año pasado, las quejas de los vecinos también obligaron en Salt a cerrar una mezquita.
Para evitar conflictos en el corazón de las ciudades, una opción recurrente ha sido, precisamente, enviar los oratorios al extrarradio. En general, a polígonos industriales. Una solución que la comunidad musulmana ha aceptado a regañadientes. Es el caso de Lérida, donde la apertura de un solar de 2.000 metros cuadrados ha levantado ampollas. El Ayuntamiento ha dado luz verde al proyecto, que se instalaría en el polígono industrial Segre.
Toda la oposición municipal está en contra del proyecto. Lo mismo que algunos empresarios, quienes aseguran que el lugar es poco adecuado por el “intenso tráfico de camiones” de la zona. En Torroella de Montgrí, también los empresarios rechazan la ubicación de una mezquita en un solar porque se producirían “problemas de aparcamiento”.
En la ciudad de Barcelona, los musulmanes disponen ahora de 15 centros de adoctrinamiento.