Esta mañana di una conferencia en la universidad Carlos III sobre “Cinco cuestiones clave de la historia de España”, algunas de las tratadas en Nueva historia de España, como el carácter de Al Ándalus y de España, las causas de la decadencia española o la relación entre liberalismo y catolicismo. Iba algo nervioso, por el recuerdo del otro incidente de tiempos del rector proetarra Peces-Barba, y porque los “revolucionarios” se habían citado por las redes sociales para boicotear el acto y hablando incluso de “empujones”. Al llegar, el aula sin megafonía –no cedieron el salón de actos las democráticas autoridades—estaba casi llena. Empecé a dar la charla, y a los tres minutos se levantan de pronto un gran número de muchachos y muchachas vociferando, llamándome fascista, sacando tarjetas rojas como si fuesen jueces de algo y arrogándose el derecho a decidir sobre quién puede hablar y quién no en la universidad, que deben de considerar propiedad suya. Me levanté y les aconsejé reiteradamente, a gritos porque, si no, no me oían, que fueran a rebuznar a otro sito. Entonces una chica se puso a leer un papel y la interrumpí con la misma expresión, lo que suscitó la indignación de algunos porque no la dejaba hablar. Pensé que seguirían saboteando la conferencia, pero finalmente siguieron mi consejo y salieron, especificando a coro e innecesariamente, desde el exterior, que yo no era bienvenido para ellos, hasta que se cansaron de gritar y, por fin, se fueron con la música a otra parte y pude seguir la conferencia, mientras entraban otros muchos alumnos más razonables (estas cosas hacen que muchos prefieran no asistir, por evitarse líos). Y el aula casi se llenó de nuevo.
Luego me llevé el texto que leía la chica, del cual tiraron hojas por allí. Entonces me arrepentí de no haberle dejado leerlo tranquilamente porque la verdad es que, sin llegar a ser delicioso, tiene verdadera gracia. Ustedes juzgarán:
“Carta abierta a Pío Moa: Usted no es más que un vocero de las ideas retrógradas y y antidemocráticas y un vulgar falsificador de la Historia. De ahí sus peticiones de golpe de Estado como medida “razonable” para solucionar los problemas que actualmente sufrimos.
Pero la Historia, campo donde dice ser especialista, va en su contra. Porque, aunque le duela, no dejaremos de luchar para conseguir justicia. La Universidad no es ni será un espacio para verter falacias, infamias y demagogia.
La apología de la dictadura fascista del general Franco, la homofobia y las posiciones reaccionarias no son bienvenidas en esta Universidad. Los estudiantes hoy reunidos, tenemos la convicción de que el fascismo empieza a ser derrotado desde la visibilización de repulsa como la que hoy mostramos aquí. Hoy sacamos tarjeta roja a Pío Moa y a todos los que piensn que Franco salvó a España, que estaríamos mejor sin inmigrantes y que las mujeres deberían quedarse en cada. Tarjeta roja para todos ellos; la Universidad nunca será su feudo.
La Universidad es un espacio que debe ser abierto a la razón y a la cultura para crear un pensamiento científico y sirviente de la sociedad. Por ello no podemos permitir que las argumentaciones de la provocación y la manipulación invadan la Universidad Carlos III de Madrid. Con un gesto pacífico y democrático hoy alzamos la voz para identificarnos en el antifascismo y mostrar nuestro rechazo a la utilización mercantil del espacio universitario”
Firman la “Agrupación universitaria Carlos Marx” (¡pobre Marx!) y un “Colectivo Rise Zip” o algo así, que parece feminista.
No está mal, ¿eh? El nivelazo intelectual y democrático fomentado por autoridades tipo Peces-Barba y secuaces.