sábado, 13 de noviembre de 2010

Mitad monjes, mitad soldados



Nuestra vida es lucha, combate y pelea. Nuestra alma tiene tres grandes enemigos. También ella constituye para nosotros el gran castillo interior, la Calatrava de nuestro espíritu. Hay que defenderla sin tregua ni cuartel. Se nos dice que debemos ser mitad monjes, mitad soldados. Pero, en este combate espiritual, donde la oración es el arma principal y donde la cooperación a la gracia debe ser generosa, mejor será imitar a San Raimundo, modelo para todas las épocas, siendo como él: "Monjes de cuerpo entero, soldados de pelo en pecho".