jueves, 30 de junio de 2011

Revolución sin Ira

Puede que debajo de los adoquines de la puerta del Sol esté la playa y los calores de agosto disuelvan la “spanish revolution”. Que los “indignados” abandonen en la barricada la gorra del Zara. Puede que no hayan estado los “resueltos revolucionarios” tan decididos como sus hermanos musulmanes que convertían su primavera en un baño de sangre limpia, inmaculando el sudario blanco de los mártires.


Tal vez sea que en España jamás se habló de revolución, ni de hacerle un RESET al sistema, ni de nada que no fueran los talleres Zen o la dieta alternativa. El movimiento del 15M ha sido todo menos revolucionario, ha sido todo menos contestatario o alternativo. Quienes han salido a la calle han sido los “pijoprogres” bajo una bandera reaccionaria que encubre la mediocridad infinita en la que ha caído España, en general, y su juventud en particular.

Salen a la calle pidiendo que le den un piso (no construir un hogar con el sudor del trabajo propio), un sueldo (no un trabajo), derechos sociales (o sea, seguir cobrando la subvención), en resumen, ganar dinero, trabajando lo menos posible, y el Estado está para todo lo demás. Quieren en definitiva mantener el “tinglado” que derecha e izquierda montaron el 78, cambiar las cosas para que sigan igual. No hay nada más reaccionario.

En esta “revolución de terciopelo” nadie se plantea los cuatro ejes que cualquier revolución que en España se diera debería articular para ser tal:

- Abolición de las autonomías.

- Repatriación de inmigrantes

- Socialización del trabajo y obligatoriedad del mismo.

- Reconstrucción demográfica.

Es decir, un programa de Reconstrucción Nacional que pasa por la creación de un Estado fuerte (no necesariamente centralista) que recupere su autoridad, que expulse a las masas extraeuropeas que ya no son (y nunca lo fueron) necesarias y reconstruya el país económicamente en base a criterios corporativos.

Pero nadie verá estos planteamientos en los “indignados pijoprogres”, que lo único que lamentan es que no pueden seguir pagando el “loft” de Malasaña y que tienen pinta de convertirse en los “mencheviques” favoritos de una extrema izquierda que no deja pasar este tipo de oportunidades así como así, y que de hecho ve en todo esto el comienzo de una segunda transición que lleve sus fines últimos, el monopolio ideológico y político del Estado; es decir, una dictadura, aunque sea de franela.

Frente a tanta tropelía el “tsunami azul” del Partido Popular parece anunciar un bienio tan “cedista” como estéril, salvavidas de madera en el que todos los que ponen su aspiraciones nacionales y regeneracionistas se verán defraudados, sin que se atisben en el horizonte los clarines de guerra que en otros países europeos, como Hungría, parecer anunciar futuros nacionales.

Y por descontado… ¿para qué hablar del Área?. Sopa de siglas estéril, putrefacta y seguidista de cualquier moda por purulenta que sea. Tras 30 años de democracia setentayochista, esas fuerzas nacionales y sus dignas herederas no han sido capaces de articular una palabra ni un gesto, sin olvidar a tantos y tan “queridos” delincuentes que adornan el facherio patrio, alternativo o no.

Frente a este nuevo 98 ¿qué nos queda a los patriotas?... Poco o nada, la resistencia moral, familiar, intelectual…tal vez. El patriota español sólo se encuentra en el calor de la batalla, entre el humo y la metralla, en las barricadas formadas con los adoquines de la Puerta del Sol frente a las cargas “mamelucas". Tal vez España necesita estar al borde del abismo para brillar, que el patriota rebose del “todo o nada”, que las mujeres vuelvan a parir leones. Que todo se hunda para que podamos volver a los Principios.

Así sea.

Extraido de: http://bitibajk.blogspot.com/