Cuatro años ha tardado el Tribunal Constitucional en sentenciar sobre el Estatuto de Autonomía de Zapatero. Un estatuto que él bendiciría tal cual saliera del pulso de los catalanes.
Cuatro años ha tardado el Tribunal Constitucional en sentenciar que Cataluña NO es nación. Tela. Cuatro años les ha llevado darse cuenta de ello. ¿Y de verdad con estos méritos se le puede llamar constitucional al tribunal en cuestión? Uno esperaría que dicho Tribunal tuviera algo más claro el articulado de la Constitución Española de 1978. Digo yo, que tampoco parece tan difícil tener claro que Cataluña NO es nación:
Artículo 2.
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Vamos, que unidad tiene algo que ver con UNO, y UNO, como todo el mundo sabe no es 2, ni 17. Bueno, los pepiños y leires de este país igual no lo saben… Y visto lo visto, al TC quizás también le venga bien repasar los cuadernos Rubio de sumas y restas a ver si la próxima vez tardan algo menos en darse cuenta de una obviedad de este calibre.
Pero de todo el circo de reacciones que se han producido la mejor sin duda es del PSOE general, que Montilla como todo el mundo sabe no es del PSOE sino del PSC, diciendo que el Estatuto es constitucional y que si el número que ha montado el PP o un fracaso del PP. Yo… De verdad… Quisiera que alguien me dijese qué demonios se toman estos al desayuno. No, no es por mal. Es para recomendarles que dejen de tomarlo porque les sienta fatal, de verdad… ¿eh?
Tal como cuenta La Gaceta, 12 artículos son inconstitucionales y otros 23 requieren una lectura ceñida a lo que el TC sentencia para que se puedan entender como tales. Así que, un estatuto con 223 artículos con casi el 17% de ellos inconstitucionales es, según el PSOE, constitucional. ¡Toma ya! Con un par, o dos… O diecisiete…
Sea como sea, otro éxito más de Zapatero que hay que sumar a su larga lista de éxitos: División de España, ruina económica, vergüenza internacional… Todo logros, sr. Rodríguez. Todo logros. ¡Faltaría más!