Atención Hecho Real: La semana pasada hallábase el sultán de Marruecos, Sr. Mohamed, a la sazón Comendador de los creyentes (ya hace falta tener ganas de creer en cualquier cosa), solazando sus infinitos ocios en un yate que navegaba frente a las costas de su próspero reino... En esto que el rudo estruendo de los motores de un helicóptero vino a turbar la regia paz de Su Majestad, merecido descanso a sus muchos desvelos por la prosperidad económica y conocida libertad de que gozan sus súbditos, muestra de lo cual es esa inacabable ristra de pateras en las que sus desagradecidos compatriotas huyen despavoridos de tan idílico país... Pues bien... Su Majestad montó en cólera, lo que en situaciones semejantes puede implicar que alguno de sus súbditos pierda esa débil sujeción que une la cabeza al tronco... Pero... no, Su Majestad navegaba en mar abierta y por ahí no transitaba ningún súbdito candidato a perder la cabeza... -¿Qué pasa?, preguntó Su Majestad -en lengua moruna, naturalmente-. -Es el ejército español, Majestad, le informó puntualmente su edecán... Su Majestad notó un gélido escalofrío que le recorrió todo el espinazo, desde el cogote hasta la rabadilla..., recordando las historias que le contó su abuelo... -¿El general Millán Astray, acaso? -No, no, Majestad, le informaron, ese... afortunadamente para nosotros ya no está..., ahora quien manda es la Sra. Chacón, que es progre y catalanista..., que dijo aquello de "yo también soy Rubianes", ya sabe, Majestad..., aquél cómico borracho que se defecó "en la puta España" -¡Ah!, bueno, entonces eso no es un problema, mande un mensaje inmediatamente protestando y exigiendo que no vuelva a ocurrir, no sea que les quite la pesca e invada Ceuta, Melilla, Las Canarias y... les ponga a todas sus mujeres, incluyendo a la Sra. Chacón, un burka de no te menees...
La Sra. Chacón ordenó el cese del vuelo de ese puente aéreo con helicopteros que abastece a nuestros soldados destacados en Alhucemas... Nuestras tropas se quedaron sin los necesarios abastecimientos y relevos hasta que la diplomacia logró aplacar las iras del sultán Mojamé... ¿A cambio de qué?