domingo, 8 de agosto de 2010

Alonso de Ercilla



Alonso de Ercilla y Zúñiga (Madrid, 1533-Madrid, 1594). Sus padres Fortuño García de Ercilla, jurista del Consejo Real y Doña Leonor de Zúñiga, eran oriundos de Bermeo (Vizcaya). Sexto y menor de los hijos, cuando tenía apenas un año, muere su padre. Doña Leonor tratará de sacar adelante a su familia y se desplaza a los distintos señoríos en los que puede recibir rentas (Bermeo, Nájera, Bobadilla). La situación económica se agrava al ser despojada por una discusión sobre su patrimonio (1545), al tiempo que su hijo mayor muere en Madrid. Casi en la pobreza destina a su segundo hijo a la Iglesia y solicita el favor de Carlos V. El emperador la asigna al servicio de la infanta doña María (su hija recién casada con el rey de Hungría y Bohemia, Maximiliano II) y a su hijo don Alonso, como paje al servicio del príncipe Felipe en su viaje por otros estados del imperio. Desde Valladolid (1548) recorre Barcelona, Génova, Milán, Trento, Innsbruck, Munich, Ulm, Luxemburgo, Bruselas y Augsburgo. Regresa a España en 1551 y, reside en Valladolid, estancia decisiva, de acuerdo con la crítica, para la redacción de La Araucana pues le permite ser testigo presencial de las apasionadas confrontaciones entre Sepúlveda y Las Casas sobre el conflictivo tema de la guerra justa. Viaja a Viena para acompañar a su madre y hermanas en el séquito de Doña María y regresa al cabo de tres años como paje del príncipe, a quien acompañará a Inglaterra con motivo de su matrimonio con la reina María. Algunos autores (Medina) señalan que estuvo en Flandes, si bien habría llegado a Londres con el séquito del príncipe cuando se recibió la noticia del levantamiento de Hernández Girón en Perú y la terrible muerte de Valdivia en Chile a manos de los araucanos. Su educación sufrió los contratiempos de estos viajes. Se reduce a las lecturas de Virgilio y Lucano, la historia romana, la Iliada, la Biblia y los poetas contemporáneos, sobre todo Ariosto, pero también Dante, Petrarca, Bocaccio o Sannazaro, junto a Garcilaso, gracias a las clases impartida por el humanista Calvete de Estrella, quien sería cronista real. Sus lecturas dejaron clara impronta en su Araucana donde los guerreros actúan al modo de personajes de tragedia.

El príncipe Felipe, durante su estancia en Inglaterra, nombra a D. Andrés Hurtado de Mendoza virrey del Perú y a D. Jerónimo de Alderete, gobernador de Chile. Su objetivo principal era someter la insurrección de Hernández Girón. Ercilla, con licencia del príncipe, se enrola en las filas que parten desde Cádiz (1555) rumbo a Las Indias. Alderete muere de fiebres en la isla de Taboga y Ercilla continúa el viaje hasta Perú donde llega en 1556. Se hospeda en el palacio virreinal cuya sede es ocupada por el Virrey Andrés Hurtado de Mendoza. Según Medina, decidirá, tras la derrota de Hernández Girón, enrolarse en la expedición de castigo contra los araucanos al mando del hijo del gobernador de Chile, don García (febrero, 1557). Tras pasar por La Serena, llegan a Concepción el 28 de junio, después de haber sufrido una tempestad.A partir de este momento la biografía de Ercilla se completa con los datos que él mismo refiere en La Araucana.