lunes, 9 de agosto de 2010

Hispanidad



Palabras de Ramiro e Maeztu a tres sacerdotes que le despiden en Buenos Aires al finalizar su misión diplomática en Argentina:


"Yo no sé lo que pasará en mi patria. Recen ustedes por vuestra parte; yo rezaré por la mía. Lo que pido a Dios es que si vieran mis ojos que iba a cerrarse la iglesia a la que acudo, y si escuchase que se imponía a mi hijo el ateísmo, que me dé fuerzas para oponerme y que me conceda no una muerte heróica, sino una muerte decente".




En otra ocasión sentenció:




"Hemos de reivindicar nuestro honor ante el mundo, principalmente ante los pueblos de nuestro idioma, que están deseando poder enorgullecerse de España... Los que libertaron a Barrabás y no a Jesucristo, obedecieron los mandatos del sufragio universal".




Ramiro de Maeztu no tuvo una muerte heróica pero sí decente. Los descendientes de sus asesinos siguen esforzados en cerrar las iglesias a las que acudimos e imponer el ateísmo en nuestros hijos. Son los mismos que volverían, mediante sufragio universal, a condenar a Jesucristo libertando a Barrabás. Conformémonos también con una muerte decente...