Podridos, así es como nos encontramos. No lo podemos percibir, pero si, lo estamos. Vivimos en un mundo material en el que no prima para nada el valor humano, no existe ya la conciencia del hombre para obrar bien, desde hace ya años veo como se destruye el cuerpo de los que me rodean y con ellos su mente, su alma, su esencia.
Que grandes e inolvidables eran los años de la adolescencia, cuando empezábamos a manejar términos tan precisos como la “camaradería”, la amistad había quedado a un lado porque al formarnos como lo que hemos pretendido ser de jóvenes habíamos descubierto algo mas poderoso, que lo que realmente nos unía era el valor por un ideal, y ello conllevaba el vivir en una especie de hermandad donde la fidelidad del camarada estaba asegurada, que triste. El paso de los años, ha hecho que vayamos creciendo y que la vida nos haya ido poniendo diferentes pruebas a cada uno, que quizás nos hayan hecho cambiar a todos en al manera de ver las cosas.
Hemos seguido manteniendo esa idea de unión, pero el respeto cayó por la raja de algún vaso de plástico en cualquier botellón, en el baño de alguna discoteca, en la conversación a altas horas dentro de un coche, en algún portal de madrugada, en las veces que pensamos en “luego le llamo” y nunca lo hicimos, en el pensar “eso no lo debo hacer porque es mi amigo” pero nos dio igual. Como íbamos a intentar ser fieles a otras personas si nos hemos traicionado a nosotros mismos en numerables ocasiones, ¿nos equivocábamos, nos equivocamos de ideal, o nos equivocamos de hermanos? .
Por mucha fidelidad que se quiera tener, por mucho honor que se quiera mantener, por mucha unión que se quiera aparentar, al final todos fallan, todos fallamos y en muchas ocasiones lo hacemos a la primera oportunidad que nos tenta la suerte. Ese tipo de cosas son las que hacen destruir el grupo, por lo que este se divide, o en otros casos crea desconfianza en los individuos que la integran. Asi hemos evolucionado, en eso nos hemos convertido, en productos del yo, yo, y después yo porque es lo que me interesa.
Queda una sociedad consumida en el placer, en el esteticismo, en la imagen arrogante que nos han vendido las marcas, en el propio interés y el desprecio a los demás que hemos utilizado para contar nuestras penas insignificantes en este mundo avaro, o para no sentirnos solos en momentos de embriaguez porque no nos gusta destruirnos solos…pero claro, mal de muchos…
La conclusión es que la vida es un combate continuo, que no hay lugar para bajar la guardia y a pesar de lo que decía nuestro amigo Shakespeare “hay puñales en las sonrisas de los hombres”, debemos hacer referencia a un antiguo articulo que publicamos aquí mismo, y es que la VIDA ES UNA BROMA DE MAL GUSTO, asíque amigos centraos en la broma, y no odies al jugador, odia el juego y céntrate en la broma, porque si buscas justicia en esta vida acabaras por lo peor.
Esta es la vida que hemos elegido, pelea, combate, triunfa o muere.